Cómo la polarización política tóxica de los Estados Unidos erosiona el periodismo electoral – y 12 consejos para recuperar el impacto de una historia

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Imagen: Wayne S. Grazio / Flickr.

¿Qué tan grave es la polarización política en los Estados Unidos? Una nueva investigación realizada por el instituto para la paz, Beyond Conflict, y la Universidad de Pensilvania, arrojó que una cuarta parte de los Demócratas y de los Republicanos apoyaría políticas que hicieran daño al otro partidoincluso si también hicieran daño a su país.

¿Y qué tan extendido se halla este nivel de desconfianza? Pew Research concluyó que el 55% de los Demócratas y el 49% de los Republicanos tenían “miedo” del otro partido.

Esto es algo muy cercano al sectarismo, y es un elemento que cambia las reglas de juego del periodismo, ya que el “partidismo negativo” entre Demócratas y Republicanos hace que las audiencias de los medios descarten o exageren, de forma selectiva, los hechos que presentan los periodistas.

En esos casos, cada vez más escasos, en los que los partidarios rivales reciben la misma información, los hechos se interpretan de forma distinta, a causa de filtros psicológicos. Por ejemplo, por aquellos valores que se consideran “sagrados”, el tribalismo, y sobre todo el “sesgo de confirmación”, que se da cuando las personas favorecen de forma automática la evidencia que apoya sus puntos de vista.

La polarización en sí misma, por supuesto, es el modelo de negocios medular de varios medios de comunicación.

Toma de pantalla: El partidismo negativo es ahora el modelo de negocios medular para portales de noticias como Breitbart.

“No es posible sentir curiosidad mientras uno se siente amenazado. En este estado hipervigilante, tenemos una necesidad involuntaria de defender nuestro lado y atacar al otro… Ninguna cantidad de periodismo investigativo o documentos revelados cambiará nuestro parecer”. Esta fue la cruda descripción que la periodista Amanda Ripley hizo de la mentalidad de los votantes estadounidenses, para su pieza de Medium, Complicating the Narratives.

Por ejemplo, hace dos años, una historia del New York Times que ganó el Premio Pulitzer reveló que la fortuna del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue el resultado de regalos familiares inflados por esquemas de evasión de impuestos. La historia fue alabada por algunos expertos como uno de los reportajes investigativos mejor elaborados en la historia, y sin embargo no afectó ni un ápice la opinión que persistía entre los Republicanos, que Trump era un hombre que se había hecho a sí mismo.

El reto más grande es hacer que los conservadores se enfrenten a datos nuevos o inconvenientes, ya que la mayoría de los Republicanos, e independientes que favorecen a los Republicanos, confían en tan sólo 7 de los 30 medios de comunicación más reconocidos de los Estados Unidos. Desde el 2014, entre este grupo también se ha dado un declive general de 15% en la confianza que el público le tiene a los medios de comunicación. Una tercera parte de los Republicanos dependen de una sola fuente, Fox News, para recibir su información electoral. En cambio, la mayoría de los Demócratas expresó más confianza que desconfianza en 22 de esas 30 fuentes de noticias, y siguió confiando en los datos que daban los periodistas en general.

Para empeorar la situación, el presidente Trump se refiere a la prensa como “los enemigos del pueblo”.

El “centro” ideológico de Estados Unidos, entre ellos los electores indecisos, ha disminuido desde la década de 1990. Sin embargo, a los politólogos les preocupa más el fenómeno de que los estadounidenses quieren que el bando opuesta pierda, cueste lo que cueste. Esto se conoce como “polarización afectiva”. El partidismo negativo ha crecido más rápido en los Estados Unidos que en otras democracias occidentales, según estudios recientes de las universidades de Brown y Stanford.

Así que los periodistas probablemente no puedan influir sobre la percepción de los estadounidenses del partidismo más extremo, antes que acontezcan las elecciones presidenciales del 3 de noviembre, sin importar cuán perfectas sean sus historias. Sin embargo, los periodistas pueden tomar pasos para llegar a una audiencia más amplia, si evitan los estereotipos y no tocan los puntos sensibles que alimentan la polarización.

Para comenzar, deberían reconocer que la prensa ha impulsado percepciones muy equivocadas sobre cuántos miembros del partido opuesto tienen posiciones extremas. Estudios hechos por el grupo de investigación More in Common arrojan que los medios de comunicación en parte tienen la culpa, pues las opiniones de los estadounidenses que consumen noticias “la mayoría del tiempo” están tres veces más distorsionadas que las de aquellos que leen las noticias “de vez en cuando”. Sus encuestas mostraron que las audiencias de fuentes de noticias conservadoras, como Breitbart, Rush Limbaugh y el Show de Sean Hannity, eran las más desinformadas, con respecto a la postura del partido opuesto.

Quizás lo más impactante es la falsa creencia, entre el 49% de los Demócratas y el 47% de los Republicanos, que los miembros del otro partido tienen una opinión negativa de ellos simplemente por pertenecer al partido opuesto. De hecho, estudios recientes arrojan que tan sólo el 18% de cada partido tiene una opinión negativa de los miembros del partido opuesto.

Simples ajustes pueden ayudar a que los datos nuevos lleguen a unos pocos individuos partidistas, a aquellos en el “centro” cada vez más pequeño de la política estadounidense, y entre aquellos que quizás no habrían votado, pero que podrían hacer toda la diferencia.

Gracias a entrevistas con periodistas y editores de relacionamiento con audiencias, así como una encuesta de investigación sobre el tema, GIJN ha identificado una docena de técnicas que los periodistas pueden usar para aumentar la probabilidad de que la audiencia al otro lado del espectro político pueda, al menos, absorber o “escuchar” los datos que descubren.

La complejidad y la franqueza todavía funcionan

“Cuando nosotros… ofrecemos una historia compleja sobre un tema complejo, realmente vemos que la audiencia se relaciona con la información”, dijo Emily Goligoski, directora senior de investigación de audiencia de The Atlantic. “Puede sonar como el opuesto de las reglas digitales, que abogan a favor de historias más cortas y más simples, pero la cantidad de correo que hemos recibido relacionado con nuestras piezas largas y detalladas sobre COVID-19, demuestra que los lectores responden a los reportajes complejos. Hay correos que dicen, ‘no quería leer esto, pero me alegro mucho de haberlo hecho'”.

Goligoski también señala que los lectores están molestos con la falsa objetividad y el equilibrio en las historias, como las afirmaciones de que cualquier mal comportamiento sobre el que están haciendo una cobertura se da “en ambos bandos”.

“Escuchamos: ‘cuando eres honesto conmigo, con respecto a de dónde me hablas, me da más motivos para confiar en ti, no menos'”, dijo ella.

Los expertos dicen que los esfuerzos hechos por los medios que parecen equilibrados, como este titular del NYT, tan sólo aumentan la polarización y la desconfianza en los medios. Los progresistas atacaron el titular como falso y ciego al contexto, mientras algunos conservadores lo llamaron falsa objetividad. El NYT como respuesta cambió el titular y se disculpó. Imagen: Toma de pantalla.

Algunos consejos que emergieron para llegar a estadounidenses polarizados, según las entrevistas con expertos, fueron más complejidad y transparencia, y menos falsas equivalencias, lenguaje emocional y frases efectistas. También fue una recomendación que los periodistas de investigación sean “un investigador independiente al servicio del público”, tan sólo al preguntar: ¿Qué otras cosas les gustaría que encontráramos?

Ripley, que ha escrito sobre el comportamiento humano para The Atlantic y Time Magazine, es pesimista cuando se le pregunta si los reporteros pueden llegar a los estadounidenses polarizados, antes de las elecciones del 3 de noviembre, ya que la confianza, según ella, no puede reconstruirse en dos meses.

En cambio, dice que las salas de redacción deben identificar qué audiencias aún confían en ellas y asegurarse de que sus datos lleguen a esta gente.

“Los estudios nos muestran que entre más periodismo consuman las personas [en los Estados Unidos], menos se entienden entre sí, y es algo que debería preocuparnos mucho”, dijo ella. “Los estadounidenses piensan que el país es mucho más peligroso de lo que es, y que sus oponentes son mucho más odiosos de lo que son. Hay percepciones muy equivocadas. En algún punto, los periodistas deben reconocer esto”.

Ripley dijo que había algunos “trucos” para lograr que los lectores absorbieran datos que no querían escuchar.

“Una solución de corto plazo es: ‘No digas nada, simplemente haz una infografía”’, dijo ella. Sabemos por estudios que las personas suelen confiar más en la información que se presenta visualmente, en lugar de la que se transmite con palabras”.

Ripley señaló el trabajo del politólogo Brendon Nyhan, un académico de Dartmouth College en New Hampshire, cuyo trabajo sugiere que las infografías funcionan mejor contra el sesgo de confirmación. “Solemos confiar en las cosas que descubrimos por nosotros mismos, más que cuando alguien nos dice que creamos en algo”, dijo Ripley. “Con una buena gráfica, sientes que estás llegando a la conclusión sobre el tema o el candidato por ti mismo”.

“Otro truco”, añadió ella, “es ser muy curioso como reportero, porque si eres muy curioso con respecto a algo, es algo muy contagioso”.

Las conclusiones opuestas a las que llegaron Demócratas y Republicanos con respecto a la investigación de Muller, sobre la interferencia de Rusia en las elecciones, ilustra el problema del sesgo de confirmación. Toma de pantalla: Morning Consult.

Cómo ayuda escuchar a los lectores

Sin embargo, ¿cómo involucrar a un puñado más de conservadores con los datos inconvenientes, sin reducir la fuerza de tu reportaje? David Plazas, el director de participación de las salas de redacción de USA TODAY Network en Tennessee, dijo que hay decenas de pequeñas tácticas. Por ejemplo, los periodistas pueden usar la frase “muertes por disparos”, como un sustituto de “muertes por arma de fuego”, una frase que puede distanciar a los conservadores.

El medio ha tenido un aumento en suscripciones, y ha generado más aceptación de sus datos en cada costado de las divisiones políticas, desde que lanzó en el 2017 una campaña de escucha, que incluye al portal Civility Tennessee y foros de comunidad organizados por la Fuerza de Tarea de Diversidad e Inclusión, de David Plazas.

El medio invitó a una variedad de grupos en comunidades, desde jóvenes musulmanes hasta viejos dueños de armamento, para hablar sobre sus opiniones o preocupaciones, y participar de la escogencia de noticias, la búsqueda de información y los editoriales.

“En el 2016, al igual que muchos de mis colegas, no pensé que Trump fuese a ganar las elecciones”, dijo Plazas. “En el 2018, viajé por el estado y finalmente entendí por qué tantas personas habían votado por Trump. Existía una sensación de abandono, de no ser escuchado. Tenemos que encontrar nuevas formas de escuchar”.

La exactitud sigue siendo de la mayor importancia, y la prensa debe corregir de forma activa la desinformación sobre las elecciones. No obstante, la neutralidad no necesariamente es un objetivo central, según Plazas. La conversación periodística ha sido de una sola vía durante demasiado tiempo. “Nuestros edificios de periódicos han sido fortalezas aisladas de la comunidad. Necesitamos espacios en los que la gente se sienta incluida. Las elecciones ya son terriblemente contenciosas, así que nuestro objetivo debe ser hacer las preguntas difíciles y escuchar con atención”.

12 consejos para que los datos inconvenientes lleguen a las audiencias polarizadas

  • Escribe historias complejas. Si bien la polarización reduce la curiosidad, las historias complejas o contraintuitivas pueden aumentar la curiosidad y la confianza en los medios de comunicación. En cambio, los expertos de participación de audiencia dicen que las historias simples, de “buenos y malos”, pueden irritar a los lectores, incluso cuando favorecen al mismo bando que ellos. El doctor Emile Bruneau, un neurocientífico de la Universidad de Pensilvania, halló evidencias de que la complejidad en las narrativas aumenta la curiosidad, y que la gente puede sentir que la tratan de forma condescendiente cuando le presentan narrativas simplistas.
  • Reconoce que los votantes que suenan extremos probablemente son sinceros. Es fácil que los periodistas asuman que los liberales que dicen que las vacunas son malas, o los conservadores que dicen que el cambio climático es un engaño, son deshonestos o engañan, porque la evidencia que dice lo contrario es tan contundente. Sin embargo, las investigaciones sugieren que estas personas, si bien están equivocadas, probablemente son honestas y sinceras. De hecho, los estudios muestran que los estadounidenses son mucho más “agradables” de lo que las encuestas y las noticias políticas sugieren.
  • Evita la falsa equivalencia y “ambos lados” en un reportaje. Los investigadores y reporteros concuerdan con que las audiencias suelen saber que frases como “ambos lados” no son exactas, y están diseñadas para ser una fachada política al servicio del medio de comunicación, en lugar de la verdad.
  • Asegúrate de ser transparente. Al revisar las afirmaciones del presidente Trump con respecto a su generosidad con instituciones de caridad, David Fahrenthold, del Washington Post, publicó sus preguntas en Twitter, para que todos supieran lo que estaba haciendo, y que todas sus potenciales fuentes habían sido invitadas para contribuir con declaraciones. La transparencia en su reportaje promovió la confianza en su trabajo desde ambos partidos. También es útil decirle a la audiencia por qué los reporteros llegan a ciertas conclusiones, y qué es lo que no saben, como lo hizo Los Angeles Times con unas declaraciones cándidas, sobre los límites de lo que el periódico sabía sobre el COVID-19, en el seguimiento al coronavirus.

  • Evita frases que pueden detonar emociones innecesarias. Si tienes motivos para usar “frases detonantes”, como “terrorismo islámico”, “derechos de los estados” o “violencia con armas de fuego”, entonces úsalas. De lo contrario, considera otras opciones en el uso del lenguaje, ya que según algunos estudios, estas hacen que un cierto porcentaje de audiencias polarizadas de inmediato se alejen de la historia. Si tú tienes un conflicto con respecto a elegir entre términos como “protesta” y “motín”, entonces explícale ese conflicto a la audiencia.
  • Se efectivo en tu intención de escuchar. Los expertos dicen que las salas de redacción deben preguntarles activamente a sus audiencias: “¿Qué más quieres que averigüemos?”. Dicen que la escucha efectiva por parte de los reporteros puede incluir conversatorios con diversas comunidades, hacer preguntas abiertas en lugar de preguntas tendenciosas, e invitar a las fuentes a desarrollar sus respuestas.
  • Evita las atribuciones generalizadas. Se halló que las atribuciones como “la mayoría de los conservadores dicen” o “la mayoría de los Demócratas insisten en”, tienen efectos polarizadores, al igual que resultados negativos para la confianza en los medios. Las fuentes anónimas también deben evitarse en lo posible.
  • Usa infografías cuando trates temas sensibles. Según estudios, los datos presentados visualmente pueden superar con más efectividad que el texto los sesgos de confirmación.
  • Evita los reportajes de suma-cero. El estilo de periodismo según el cual una ganancia X, para un grupo, representaba una pérdida de X para otro grupo, fue un error común durante el cubrimiento de las elecciones de 2016.
  • Lee los comentarios de tus lectores. “Algo muy fácil que pueden hacer los periodistas es leer los comentarios de los lectores, no sólo en sus historias, sino en distintas historias sobre política y en varias plataformas de noticias”, dijo Kristine Villanueva, editora de relacionamiento con audiencias del Center for Public Integrity. “Es una manera de leer entre líneas y hacerse una idea de las preguntas sobre las que la gente realmente quiere respuestas”.  

Imagen: Cortesía de Coda Story.

  • Evita el tono despectivo. Los titulares a menudo tienen palabras despectivas como “surreal”, “extraño” y “absurdo”, con respecto al comportamiento partidista. Los estudios indican que este tono puede causar el aislamiento total de una audiencia hacia una marca. El portal de noticias Coda Story ilustra el impacto de proceder de forma contenida, en su investigación sobre una campaña de desinformación en Facebook, que decía que la tecnología 5G de alguna manera propagaba el coronavirus. Aquí, los reporteros tenían mucha munición para ser despectivos, pues encontraron que el hombre en el centro de la campaña administraba su enorme página de Facebook desde su sótano, y se apoyaba en un detector barato de radiación para sentirse a salvo de las ondas electromagnéticas. En cambio, los reporteros trataron al hombre con empatía, anotando que el detector era “extremadamente importante para él”, y publicaron un titular que no generaba polarización.
  • Enfócate en lo local. Sabemos que los partidistas ya se han cohesionado firmemente en torno a sus medios de comunicación nacionales de confianza. Sin embargo, los estudios dicen que el voto de tarjetón cruzado, que se da cuando en un mismo tarjetón hay votos por candidatos Demócratas y Republicanos, es más alto en pueblos donde los periódicos locales aún sobreviven. En otras palabras, las opiniones aún pueden cambiar cuando sale información nueva sobre ciertos temas.

Por qué los reporteros deben entender la mentalidad “nosotros contra ellos”

Más allá de unos ajustes pequeños, los expertos dicen que es crucial que los periodistas entiendan la psicología colectiva que ha impulsado al partidismo tóxico negativo.

Esta división no es simplemente un desacuerdo con respecto a ideas. Los estudios dicen que los estadounidenses no están más en desacuerdo ahora con respecto a las políticas públicas que hace 30 años. La diferencia es que hoy tienen miedo a la otra tribu.

Los científicos sociales dicen que, a pesar de algunas diferencias ideológicas importantes, una psicología colectiva de “tú y yo” estaba sustentada, durante la segunda mitad del siglo XX, en factores que incluyen: el consumo de noticias a partir de tan sólo tres cadenas de televisión, una mezcla de conservadores y liberales en ambos partidos, y la Unión Soviética como un enemigo común que implicaba puntos de coincidencia. Dicen que el auge de las redes sociales y los programas de opinión en radio, el colapso de los periódicos locales, la respuesta de la derecha a una mayor diversidad, y la reestructuración de la política en términos de valores de grupo, en lugar de intereses de coalición, han generado una espiral tóxica de polarización.

Lo que es aún peor: las salas de redacción de los medios tradicionales tienen parte de la culpa. Durante la temporada de campaña de 2016, tan sólo el 10% del cubrimiento de las elecciones en Estados Unidos se centró en temas de políticas públicas. La mayoría del cubrimiento tuvo que ver con los temas de “carreras de caballos” y ataques personales entre los candidatos. También hubo una sorprendente y masiva preferencia hacia lo que se percibía como un escándalo. Un análisis de miles de historias en el Washington Post y el NYT, hecho por el Centro Berkman Klein de Harvard, halló que las frases sobre los “escándalos” de la candidata Demócrata Hillary Clinton, superaron en cuatro a uno las frases sobre sus políticas, mientras las frases sobre las políticas del entonces candidato Trump superaron cuatro a uno las frases sobre sus escándalos.

Una encuesta, publicada el año pasado, halló que las marcas de medios noticiosos representan 12 de las 15 marcas más polarizadoras de los Estados Unidos.

También hay pruebas de que estos temores tribales y resentimientos son más poderosos que los “valores sagrados”, que solían considerarse como valores que no podían verse comprometidos. Por ejemplo, en el 2011, tan sólo el 30% de los evangélicos blancos creía que los funcionarios elegidos, que habían participado de comportamientos inmorales, podía cumplir con sus deberes públicos. Para el 2016, este número aumentó a 72%, pues los evangélicos se escudaron en sus temores al partido Demócrata para justificar su apoyo a Donald Trump.

Las percepciones de los votantes Republicanos y Demócratas sobre qué tan abiertas o cerradas, según el partido opuesto, deben ser las fronteras de Estados Unidos, son bastante incorrectas. De hecho, los estudios dicen que hay una coincidencia significativa en sus posiciones, con tan sólo una minoría de Republicanos que quieren fronteras completamente cerradas, y una pequeña minoría de Demócratas que las quieren más abiertas. Imagen: Cortesía de Beyond Conflict.

“El partidismo negativo y la polarización más profunda que estamos viendo en los Estados Unidos me recuerda a la mentalidad destructiva de ‘nosotros contra ellos’, que alimentó y aceleró el conflicto y la violencia en muchos países del mundo, desde Irlanda del Norte hasta los Balcanes”, dijo Tim Phillips, el fundador de la organización sin ánimo de lucro para la construcción de paz, Beyond Conflict. “Cuando cada vez más personas ven a quienes están en el opuesto del espectro político como enemigos, y no como conciudadanos, estamos en problemas”.

No obstante, Phillips dijo que la “buena noticia” para los reporteros es que buena parte de la división se debe a falsas “meta-percepciones”, o lo que creen que los otros piensan de ellos, que él insiste puede corregirse con datos creíbles, sostenidos a lo largo del tiempo.

Los psicólogos han hallado explicaciones útiles para fenómenos que sorprenden a los periodistas, cuando siguen el camino polarizado de la campaña. En especial, ¿por qué tantos votantes y fuentes, que son honestos e inteligentes, llegan a conclusiones evidentemente equivocadas, a partir de datos claros? El sorprendente poder de la conformidad tribal es tan sólo un motivo, como lo descubrió el psicólogo Solomon Asch, en un estudio en el que una tercera parte de los participantes estaban consistentemente de acuerdo con una conclusión obviamente falsa, a la que llegaron los actores en su grupo.

Un 99% de las personas saben que la correspondencia adecuada para estimar el largo de la línea objetivo, en este caso, es “C”. Sin embargo, el 32% de las personas hizo la correspondencia obviamente equivocada de “A” o “B”, cuando los actores fingieron creer que “A” o “B” eran las respuestas correctas, en el experimento hecho por Solomon Asch sobre el poder de la conformidad.

Hay otras explicaciones, como la “dualidad de percepciones de hechos”, el proceso que permite que hinchas de equipos rivales honestamente “vean” dos juegos diferentes, a partir de la misma transmisión- y el sesgo de negatividad, que es el motivo por el que solemos olvidar un cumplido a las pocas horas, pero obsesionarnos durante días con una crítica.

Ripley señala esta historia del NYT sobre el aborto, escrita por Nate Cohn, para demostrar cómo puede hacerse periodismo informativo sobre los temas más polarizadores, sin alienar a las personas de uno u otro bando.

“La interpretación más directa puede ser que las encuestas no son claras, porque para la mayoría de los estadounidenses, el aborto es un tema difícil, que no pueden resolver fácilmente con respecto a ellos mismos, y mucho menos con respecto al país entero”, dijo Cohn. Esto, según Ripley, da en el blanco, con “transparencia, matices y empatía. La historia no se simplificó, era detallada, y sospecho que los lectores en ambos costados del tema sintieron que recibieron información, y podían confiar en el periodista”.


Rowan Philp es un periodista de GIJN. Rowan fue el reportero principal para el Sunday Times, de Sudáfrica. Como corresponsal extranjero, hizo reportajes de noticias, política, corrupción y conflicto en más de dos docenas de países del mundo.

 

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