La violencia sexual en situaciones de conflicto es un tema complejo y tabú que sigue siendo malinterpretado por los periodistas. Identificar este tipo de agresión, informar al respecto de manera ética y proteger a tus fuentes resulta difícil en tiempos de guerra. Así como sucedió en los conflictos en Siria y en la antigua Yugoslavia, hoy los titulares de noticias están repletos de denuncias de los actos de violencia sexual que ocurrieron durante la invasión rusa a Ucrania. ¿Cómo pueden los periodistas informar sobre esta situación de manera responsable?
Para discutir cuáles son las mejores prácticas en estos casos, GIJN organizó un seminario en línea sobre cómo investigar y reportear sobre la violencia sexual en situaciones de conflicto (CRSV por sus siglas en inglés). Los ponentes Alix Vuillemin, Lauren Wolfe y Gavin Rees hablaron sobre los aspectos de este tema tan complicado, con interpretación simultánea al francés, español y ruso.
Cómo identificar la violencia sexual o sexualizada
Para empezar, hablemos de los términos. Cada vez más expertos hablan de “violencia sexualizada” en lugar de “violencia sexual” para describir con mayor exactitud la motivación del perpetrador, que busca ejercer poder y control, no conseguir una gratificación sexual. Algunos especialistas utilizan ambos términos de manera indistinta.
Alix Vuillemin, asesora principal de promoción de derechos de Women’s Initiatives for Gender Justice, habló sobre los principios básicos de cómo se manifiestan estos crímenes en las zonas de guerra y conflicto.
“Donde hay conflicto, hay violencia sexual, siempre”, dijo Vuillemin.
Este tipo de violencia se define como: “actos intencionales, sin consentimiento y de naturaleza sexual que tienen lugar durante un conflicto o en relación con uno, cometidos contra cualquier persona sin importar su edad, sexo o género”.
Vuillemin resaltó que la violencia sexualizada no es sinónimo de una violación. La mutilación genital, la desnudez forzada, grabar o compartir fotografías íntimas, la humillación sexual —como forzar a alguien a vestirse con ropa de un género con el que no se identifica— y el acoso sexual son ejemplos de violencia sexualizada.
Vuillemin señaló que existen indicadores externos que pueden predecir la violencia sexualizada. Las desapariciones, evacuaciones, redadas, proliferación de armas, campos de detención y puestos de control, el movimiento de tropas después de una victoria o derrota y los saqueos constituyen señales que indican la posibilidad de violencia sexualizada en una zona de conflicto.
Los periodistas deben familiarizarse con los Principios de la Haya sobre la violencia sexual: un marco de trabajo inclusivo, con sensibilidad cultural y enfocado en los supervivientes para cualquiera que interactue con víctimas.
El factor clave para determinar si algo es de naturaleza sexual, según explica Vuillemin, es la percepción del perpetrador, la víctima o sus respectivas comunidades.
A menudo, la violencia sexualizada se utiliza como un arma de guerra porque afecta a comunidades enteras. Los periodistas deben recordar que en culturas basadas en el honor, una mujer atacada con violencia sexual puede impactar a toda su familia y comunidad.
Principios de mitigación de daños y técnicas de entrevista para víctimas de un trauma
Debido a las repercusiones que puede tener la violencia sexual en comunidades enteras, resulta crucial tomar medidas adicionales para proteger la identidad de los supervivientes, afirmó la periodista veterana y profesora adjunta de la Universidad de Nueva York, Lauren Wolfe.
“¿Preferirías ser la razón por la que matan a alguien o contar la historia con un pseudónimo?” preguntó, enfatizando el contraste de la decisión que se presenta a los periodistas cuando cubren este tema.
Wolfe relató la importancia de ser delicado y discreto cuando se trata con víctimas de violencia sexualizada. En lugar de recorrer los campos de refugiados, encuentra una ONG local que trabaje con víctimas y pídeles que te presenten a alguien dispuesto a hablar. Cuando tengas tu fuente, asegúrate de que esté protegida, incluso si accede a que la identifiquen. Si existe un riesgo de vigilancia digital por parte de la policía o el gobierno, por ejemplo, no te comuniques con tus fuentes por teléfono.
En la entrevista, deja que el superviviente guíe la conversación, sugirió Wolfe. Ten cuidado de no volver a traumar a las víctimas mientras corroboras detalles de la violencia sexualizada. Para evitar estos errores, sigue algunos consejos clave de Wolfe y Gavin Rees del Dart Center for Journalism & Trauma:
- Llévalo con calma. Permite que el entrevistado marque el ritmo de la conversación. Dale a la entrevista el tiempo y la atención que merece sin apresurarla.
- Evita preguntar “por qué”. La policía y los interrogadores tienden a utilizar preguntas de “por qué”, lo cual puede ser dañino para las víctimas.
- Explica el concepto de consentimiento y revisa que lo tengas. Asegúrate que la persona con la que hables entienda quién va a ser la audiencia de su historia y si se va a imprimir (con una distribución limitada) o publicar digitalmente (con un alcance global). No asumas que entienden cómo funciona el trabajo periodístico.
- Comprende el contexto. La violencia sexualizada es un arma de guerra. Preguntar “¿cómo estaba vestido el soldado?” y “¿qué dijeron?” puede ayudarte a establecer si estos ataques son el resultado de acciones individuales o decisiones de la cadena de mando.
- Habla con personal médico y de apoyo. Los doctores y psicólogos que tratan a las víctimas pueden darte información sobre las circunstancias del ataque (como dónde se encontraron a las víctimas, si había soldados presentes antes del ataque o si hubo una invasión).
- Sigue la regla de tercios. Primero, pregunta a tus fuentes sobre momentos en los que se sintieron seguras y estables; después, sobre los instantes previos al ataque; y termina enfocándote en el presente, lo que están haciendo y cómo está funcionando. Esto evita meter a la gente en medio de su trauma y terminar ahí la entrevista. Asigna más tiempo para la parte final.
El Centro Europeo de Dart ofrece un análisis más detallado de las mejores práticas para informar sobre la violencia sexual en situaciones de conflicto.
Cómo afecta el trauma a la memoria y a los testigos
Los periodistas suelen verse presionados para encontrar fuentes, reportar historias de último minuto, tomar fotografías y videos antes de la fecha de entrega. Hacerlo en una zona de conflicto, mientras informan sobre la violencia sexualizada, resulta incluso más difícil.
Es importante entender, según dijo Rees, que el trauma tiene dimensiones biológicas, psicológicas y sociales. Para los periodistas, esto puede causar dificultades mientras investigan. Las víctimas suelen tener recuerdos fragmentados o no lineales debido a lo que pasa con el cuerpo al experimentar el shock. Sus historias presentan huecos.
Rees resaltó que utilizar los consejos mencionados más arriba para entrevistar a las fuentes y corroborar sus historias ayuda a llenar estos vacíos.
“Las preguntas como ‘¿Qué me puedes decir sobre…?’ les dan la oportunidad de ofrecer información de forma voluntaria sobre temas de los que se sientan cómodos hablando”, afirmó Rees.
Volver a confirmar que se tiene permiso por parte del entrevistado para hablar sobre ciertos temas es una buena manera de sugerir líneas de investigación y evitar que se sientan obligados a responder. En especial, añadió Rees, resulta crucial mostrar a la gente con toda su complejidad. Evita palabras como “dañado” o “destruído” que insinúan una ruina continua.
Por último, Rees habló sobre cómo los mismos periodistas suelen experimentar eventos traumáticos mientras trabajan en zonas de conflicto. Es perturbador atestiguar y escuchar sobre el trauma sexualizado, señaló, así que es importante no subestimar tu propia sensibilidad y los efectos que este tipo de periodismo puede tener en tu salud mental. Busca apoyo para evitar fatigarse por la compasión, identificarse demasiado con los entrevistados y cruzar los límites de la relación periodista-fuente.
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Katarina Sabados es una periodista multimedia residenciada en Vancouver que cubre cadenas de suministros para el Global Reporting Centre. Su trabajo periodístico e investigaciones la han llevado a reportar para NBC News, Canada’s National Observer, The Tyee, The Toronto Star y OCCRP.