Este capítulo, enfocado en los estados criminales y corruptos, fue escrito por Drew Sullivan, fundador de Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP). OCCRP es una red mundial de periodistas de investigación que expone el crimen y la corrupción, para que el público pueda exigir la rendición de cuentas a quienes están en el poder.
Cuando hablamos de “estados mafiosos”, nos referimos a gobiernos que de por sí son empresas criminales. Las personas que los dirigen tienen las manos metidas en todo y sustentan su control en la violencia. De ahí que están asociados con la mafia.
Los estados mafiosos son escasos. Hay tan solo seis o siete en el mundo. Las cleptocracias, en cambio, abundan. Aquí nos referimos a administraciones basadas en el robo, con una extendida red de corrupción.
Kosovo y Montenegro son estados mafiosos. Se podría argumentar que Rusia también, aunque probablemente esté en su propia categoría. Lo mismo Guinea Ecuatorial. Venezuela es un estado mafioso, porque sus funcionarios ya ni siquiera están interesados en administrar el gobierno. La élite política y militar invierte su energía no en mejorar la seguridad y la educación, sino en crear cuentas en paraísos fiscales y hacer negocios de narcotráfico. Malta y México se suman a la lista.
Las cleptocracias, por su parte, se consiguen en todos los lugares donde no hay una democracia fuerte: en buena parte de los países del mundo. África está compuesta en su mayoría por autocracias, por ejemplo. Los votos se manipulan, se soborna a los funcionarios y opera un sistema clientelista. A Azerbaiyán se le considera una cleptocracia, porque es un gobierno autocrático y corrupto. Reprime a su población y el dinero se roba para controlar a otras personas, de manera que no amenacen a la familia gobernante. Sustraen todo, no porque lo necesiten, sino porque no quieren que otro tenga suficiente dinero como para oponerse a ellos.
La clave para entender y revelar cómo operan los estados mafiosos es hacer seguimiento al dinero y a los recursos. Pongamos un ejemplo: los depósitos minerales y los árboles tienen valor. Esa materia prima genera una industria que debemos estudiar, porque es lo único que estos autócratas, o los estados mafiosos, pueden monetizar.
Investigar un estado mafioso resulta más fácil que indagar sobre un cartel, porque aún tienes registros estatales, documentos, licitaciones, compañías… Un estado es una entidad más transparente que una pandilla de crimen organizado. Debes juntar las piezas de la jerarquía de la organización, comenzando desde el nivel más alto, como harías con el crimen organizado. Sin embargo, a menudo existen redes formales dentro de los gobiernos que son más importantes que la estructura oficial. Así logras dar con las personas que se están enriqueciendo y viven cerca del presidente en un nuevo y lujoso suburbio.
Este es un campo investigativo en el que puedes especializarte y debes reunir con paciencia la información que vayas encontrando. Nosotros usamos un sistema de administración de conocimientos para relacionar los datos, que tiene interfaces con otro software. Luego se hace seguimiento al dinero.
Estudios de caso
Montenegro
Montenegro representa el clásico ejemplo de un estado mafioso. Es un país pequeño, con solo 600.000 habitantes. Estuvo gobernado por alguien cuyo primer trabajo en la vida fue ser Primer Ministro. Milo Djukanovic tenía vínculos cercanos con el crimen organizado a través de su hermano. Se iniciaron con el tráfico ilegal de tabaco e involucraron al Estado. Luego de tiempo investigando, descubrimos los mecanismos que establecía el Primer Ministro para fortalecer la corrupción. Privatizó un banco para su familia y comenzó a depositar enormes cantidades de dinero público en sus cuentas. Luego creó reglas que obligaban a quienes fueran a hacer negocios en Montenegro a usar su banco. Esa entidad bancaria también le hacía préstamos al Primer Ministro, a sus amigos y a miembros del crimen organizado. Cuando fracasó, el gobierno lo salvó con dinero de los contribuyentes.
Venezuela
La toma absoluta de Venezuela por parte de intereses criminales está documentada. Las imputaciones del Departamento de Justicia de los Estados Unidos, investigaciones periodísticas y estudios académicos han revelado un gobierno ligado al crimen organizado en todos los niveles. Más de 100 funcionarios venezolanos, entre ellos altos mandos del régimen de Nicolás Maduro, han estado implicados en actividades criminales como tráfico de gasolina, ventas de alimentos y medicinas en el mercado negro, así como tráfico de cocaína. Según InsightCrime, las arcas del Estado “han sido saqueadas a escala industrial”. A esto hay que sumarle el control estatal sobre milicias armadas y pandillas, así como una alta cantidad de ejecuciones extrajudiciales. Los componentes de un estado criminal.
Corea del Norte
Otro ejemplo obvio es Corea del Norte. Desde hace más de 20 años, ha habido reportes confiables de que el país opera como un cartel criminal. Los funcionarios de Corea del Norte han estado implicados en tráfico de drogas, falsificación de documentos y monedas, crimen cibernético, tráfico de tabaco, secuestro y demás. Por lo general, cuando vemos a una mafia apoderarse de un país, sucede de abajo para arriba. Sin embargo, en Corea del Norte ocurre al revés, porque las actividades criminales son orquestadas por funcionarios oficiales, que incluso están en los niveles más altos del cuerpo diplomático. El gran problema del país es que necesita reservas en moneda extranjera, pero no vende nada. Son parias internacionales. Por lo tanto, falsifican dólares estadounidenses, venden drogas y participan de otros tipos de actividad criminal para reunir moneda dura.
Consejos y herramientas
Revisa los contratos: las bandas de crimen organizado, por lo general, hacen su dinero con el tráfico ilegal de drogas. En un gobierno corrupto, estas ganancias ilícitas vendrían de contratos estatales. ¿Quién tiene derecho a explotar petróleo o a talar árboles? ¿Quién es dueño de la compañía de teléfonos? Esto te dirá quiénes son los favoritos en un estado mafioso.
Revisa los activos: el siguiente paso es definir los activos. Haz seguimiento a cuándo un activo se compró, dónde se compró, quién lo compró y, quizás entonces, puedes conectarlo al proceso de contratación pública en el que consiguieron el dinero. Tienes que darte cuenta de quiénes son los testaferros, los abogados, los miembros de la familia y buscar activos bajo esos nombres.
Revisa los registros públicos. Para hacer seguimiento a los activos debes examinar una gran variedad de registros públicos: corporativos, propiedad y tierras, por ejemplo. Francia hace poco publicó sus registros de propiedad en línea y estamos encontrando muchos nombres interesantes.
Revisa los datos filtrados: hay muchos datos de banca filtrados que podrían darte pistas sobre quién tiene el dinero y dónde está. Debes conectarte con miembros de GIJN, como ICIJ y OCCRP, u otras organizaciones que han construido bases de datos con información filtrada. Estos datos pueden ser útiles, incluso si tienen 10 o 15 años de antigüedad. Podría de repente surgir un nuevo testaferro entre bases de datos viejas. No descartes información proveniente de hackeos, ransomware o web scraping. Los periodistas hacen web scraping a cientos de bases de datos de manera regular. Las personas ahora descubren piezas críticas de información, como resultado de hackeos de ransomware.
Usa técnicas tradicionales de reportaje: el periodismo de investigación no ha cambiado. No puedes hacerlo todo en línea. Muchos periodistas jóvenes e inexpertos no están tan familiarizados con las viejas técnicas de reportaje. Por ejemplo, aún debes desarrollar fuentes y pedir registros públicos quizás pagando una tarifa. Algunos reporteros son buenos usando la aproximación clásica y callejera, mientras otros prefieren la investigación en línea. Es mejor combinar las dos. La investigación de fuente abierta ha tenido avances importantes durante los últimos años. Un número sorprendente de grandes historias se han revelado porque, por ejemplo, una amante colgó en Instagram fotos de su viaje en yate.
Usa bases de datos y redes de mapas: Aleph es una de nuestras grandes herramientas de reportaje. OCCRP la diseñó y construyó. Hemos puesto allí todos nuestros datos. Aleph está conectada a Linkurious, que puede usarse para construir mapas de redes, basados en los datos subyacentes. Tiene una funcionalidad integrada de línea de tiempo, así que tienes la opción de construir una cronología de eventos. También permite cruzar referencias, lo que sirve para comparar bases de datos. Puedes usar herramientas como i2, pero son costosas, por lo que muchos periodistas no las han utilizado. Aparte, existen herramientas de análisis de redes sociales y algunas son gratuitas. Sin embargo, estas exigen alguien que tenga habilidades técnicas. Aleph es gratuito y también puedes tener acceso a Linkurious.
Haz colaboración: todas las grandes historias de corrupción y crimen organizado ahora son proyectos transfronterizos. Ahora más que nunca, es fundamental tener un equipo diverso, con muchas áreas de experticia. Necesitas periodistas locales, otros especializados en ciberseguridad, investigadores y expertos en redes sociales. También personas que manejen datos y que puedan hacer minería de las filtraciones. OCCRP es una red que usamos para apalancar las habilidades que cada uno tiene. Esto, de hecho, es el motivo por el que logramos hacer muchas historias en poco tiempo. Si no tienes una organización con este tipo de personas, debes construir estas relaciones apoyándote en colectivos como GIJN. Usamos un sistema Wiki para compartir información y colaborar durante la investigación. Usamos Signal para tener una discusión segura entre nosotros. Debe haber mejores herramientas, pero con Signal, Wiki y Aleph coordinamos nuestros proyectos y cualquier periodista tiene acceso a estas herramientas.
Procede con ética: debes estar atento a que tus historias sean de interés público. Creo que esa es la clave. Con frecuencia discutimos esto entre nosotros: ¿el público necesita saber esto? Tratamos de asegurarnos de que todo lo que hagamos sea revelar la corrupción o la manera como trabaja el gobierno, las empresas o el crimen organizado, para que el público pueda tomar mejores decisiones con respecto a qué hacer.