El tráfico de drogas es una de las actividades ilícitas más lucrativas. Tiene unos ingresos aproximados de 500 mil millones de dólares al año y es comparable con el producto interno bruto de Suecia. También es una fuente de problemas relacionados con la salud de los individuos, los altos costos para la salud pública, la violencia, el conflicto civil, convulsiones políticas y económicas y más. El cubrimiento de este tema a menudo se enfoca en los grandes capos, los principales actores a la cabeza de las empresas criminales internacionales y en sus lugartenientes. Sin embargo, hay más capas, personas y temas relacionados con este negocio que vale la pena cubrir.
Para comenzar, la mayoría de las empresas criminales opera una masiva cadena de distribución. Esta cadena se parece a cualquier otra red de productos: hay áreas de suministro, canales de distribución, etcétera. Cada una de estas puede ser parte de la misma organización o administrada por terceros que han sido contratados para ello. En algunos casos, los terceros hacen tanto dinero que crean su propia organización criminal. Los grupos de transporte en América Central que son contratados para mover drogas ilícitas, por ejemplo, son algunas de las organizaciones criminales más poderosas de la región. Hay también numerosos sub-grupos de tráfico que se especializan en lavado de activos. Otros se dedican a la protección y entre ellos hay incluso personas de la policía y el ejército.
Por supuesto, ninguna de estas grandes organizaciones opera sin lo que llamamos una protección desde lo alto. Esta protección proviene de políticos, policía, fiscales, reguladores y otros que podrían proteger los intereses empresariales de la organización criminal. A cambio de su protección clandestina, reciben dinero de sobornos y otras formas de capital. Un político, por ejemplo, puede esperar apoyo para su campaña, que podría incluir pagos directos y la promesa de inversiones económicas, allí donde están sus aliados y votantes. Los banqueros y las élites económicas también abren sus puertas en silencio a los traficantes de drogas, que traen todo tipo de oportunidades de inversión y dinero en efectivo. Con el tiempo, los traficantes de drogas se vuelven parte de la clase dirigente y generan una profunda reconfiguración de las élites.
También hay efectos auxiliares del tráfico de drogas que vale la pena cubrir: alzas en el consumo de drogas que conducen a problemas de adicción y costos de salud que se disparan, violencia relacionada con el control de corredores o puntos de venta de drogas, conflictos civiles financiados por las actividades narcotraficantes, la legalización y/o descriminalización de las drogas, los daños colaterales de las estrategias punitivas para lidiar con el tráfico de drogas (por ejemplo, la “Guerra contra las drogas” de Estados Unidos), y más.
Preguntas clave: ¿quiénes son las fuentes? ¿Cómo investigas? ¿A dónde vas?
Cubrir el tráfico de drogas es difícil y puede ser peligroso. La información es escasa y los datos a menudo no son confiables. Además, la política pública sobre el tráfico de drogas es un tema controversial, ya que las estrategias punitivas son los pilares centrales de muchos gobiernos y el daño colateral a menudo es muy amplio.
En muchos casos, lo más conveniente es comenzar por conseguir los mejores datos posibles. La información sobre las tendencias de tráfico de drogas puede obtenerse vía fuentes oficiales y locales, agencias multilaterales como Naciones Unidas, y gobiernos como los Estados Unidos, que llevan esos registros. La Oficina de Naciones Unidas Contra las Drogas y el Delito (UNODC), y el Departamento de Estado de los Estados Unidos publican informes periódicos sobre tendencias de tráfico de drogas, que a menudo surgen de fuentes locales.
Sin embargo, procede siempre con cuidado: los datos sobre tráfico de drogas, en especial las incautaciones, solo te dan una pequeña parte del panorama y en algunos casos distorsionan la realidad. Por ejemplo, un gobierno que vigila más puede incautar más drogas, pero eso no quiere decir que muchas drogas pasan por sus fronteras. Por otro lado, un gobierno que es pasivo o corrupto puede estar incautando pocas drogas, pero podría ser un centro de actividad narcotraficante.
Para hacerte una idea de las operaciones de tráfico de drogas en sí, es mejor que vayas a quienes están en el negocio. Esto quiere decir tratar de acceder a traficantes de drogas o revisar sus testimonios en documentos judiciales. La mejor forma de hacerlo es a través de abogados, que a menudo tienen la información a la mano o pueden estar dispuestos a darte acceso a sus clientes. Por supuesto, si puedes ir a una audiencia pública o a un juicio, hazlo.
Una alternativa es hacer un intenso trabajo para obtener fuentes en la policía y la inteligencia. La policía y los fiscales de unidades anti-narcóticos son particularmente útiles. Si no pueden hablar contigo sobre ciertos casos, quizás pueden hablarte en general sobre cómo funciona el negocio, dónde deberías buscar y a quién deberías hablarle además de ellos. Sin embargo, ten en cuenta que las fuentes de policía y la inteligencia impulsan su propia narrativa sobre el tráfico de drogas y la efectividad de sus esfuerzos por combatirlo.
Deberías intentar obtener documentos judiciales durante tus investigaciones. Por lo general, son públicos y podrías solicitarlos mediante las leyes de registros que hay en muchos países. Aprende sobre estas leyes y la mejor forma de usarlas. También suelen haber organizaciones especializadas que las pueden pedir por ti o ayudarte a escribir la solicitud para aumentar tus posibilidades de éxito.
Hay muchas historias en torno al tráfico de drogas. Cada una puede implicar fuentes distintas, pero se sigue la misma metodología: encuentra los datos, ubica las fuentes primarias, compleméntalas con las fuentes secundarias y otros documentos oficiales.
Casos de estudio
El ministro del interior de Guatemala
Un año después de que Mauricio López Bonilla –un exoficial militar condecorado– fuera nombrado ministro del Interior de Guatemala en el año 2012, recibió un mensaje inesperado de Marllory Chacón Rossell para informarle que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos lo había añadido en su lista de “capos”, por lavado de dinero y tráfico de drogas. Chacón tenía una propuesta para López Bonilla: protégeme de traficantes rivales con vehículos gubernamentales y guardaespaldas, a cambio de grandes sumas de dinero. López Bonilla aceptó el trato. Luego vinieron sobornos masivos durante una reunión cara a cara con Chacón en su casa.
El ministro no sabía que la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) había colocado implementos de grabación y cámaras en la residencia de Chacón. Ella estaba, en otras palabras, cooperando como testigo. Esta historia de InSight Crime, escrita por mí, sigue esta relación y otras creadas por el entonces ministro del Interior, que al tiempo que trabajaba con narcotraficantes se presentaba como el mejor aliado del gobierno de los Estados Unidos en Guatemala. La historia se apoya en testimonios de Chacón, obtenidos a través de su abogado, numerosas entrevistas con agentes de la DEA, investigadores y policías guatemaltecos, así como varias entrevistas con el mismo López Bonilla. Dos meses después de que se publicó la historia, los Estados Unidos imputó a López Bonilla por crímenes relacionados con narcotráfico.
Trampa de narco-terror en Mali
En el año 2009, la DEA organizó un operativo encubierto en África occidental. A un lado de la mesa había tres ciudadanos malienses que afirmaban estar conectados a al-Qaeda y dijeron que podían asistir en traficar drogas por el desierto del Sahara hasta Europa. Al otro lado, había dos hombres: uno era agente encubierto de la DEA y el otro un informante pagado. Posaban como emisarios de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), interesados en mover la cocaína. Poco después de la reunión, los tres malienses fueron arrestados y trasportados a los Estados Unidos, donde se les juzgó y condenó por “narco-terrorismo”. La historia de ProPublica, escrita por Ginger Thompson, usa el caso para hablar sobre el alcance de las fuerzas policiales de Estados Unidos, mediante el uso del estatuto narco-terrorista. Si bien hay algunas conexiones documentadas entre el tráfico de drogas y grupos terroristas, su alcance es limitado. La historia lo explica usando ejemplos judiciales y entrevistas. La historia también incluye algunos momentos íntimos y retratos conmovedores de los acusados y sus vidas, así como un desprecio por la justicia que es evidente en las fuerzas policiales estadounidenses.
La complicidad de la familia Sackler en la crisis de opiáceos de Estados Unidos
No solemos pensarlas como narcotraficantes, pero las compañías farmacéuticas juegan un papel importante en preparar el terreno para el uso ilegal masivo de drogas. A veces lo hace conscientemente y a veces no. Es el caso de Purdue Pharma, una enorme compañía de drogas propiedad de la familia Sackler que, durante años, promovió el uso de la sustancia altamente adictiva, Oxycontin, como parte de un impulso masivo de opiáceos en Estados Unidos. La compañía estableció una campaña de mercadeo agresiva e inescrupulosa, basada en datos científicos débiles con respecto a la adicción. Cuando los doctores cortaban la prescripción, las personas acudían a otros opiáceos ilegales: primero la heroína y luego el opioide sintético, fentanilo. El resultado fue un vertiginoso aumento en las muertes por sobredosis durante la última década. La historia de The New Yorker, escrita por Patrick Radden Keefe, describe el auge y caída parcial de esta familia a causa de las acciones legales contra ella. La familia, como demuestra el artículo, ha intentado limpiar su reputación mediante regalos filantrópicos, que incluyen donar un ala al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, así como varias grandes donaciones adicionales a museos de arte y universidades alrededor del mundo.
5 consejos y herramientas para investigar el tráfico de drogas
- Menos es más: trata de enfocarte en un caso, un personaje, una línea de historia. Esto te ayudará a limitar la amplitud de las investigaciones y hacerlas más manejables.
- Encuentra las fuentes primarias: consigue entrevistas o asegura fuentes primarias para elaborar tu investigación. Esto te permitirá contar historias humanas de forma más detallada e interesante.
- Desarrolla tus fuentes con cuidado y paciencia: las grandes historias no ocurren de buenas a primeras. Haz contactos y mantenlos. Desarrolla relaciones con las fuentes, que vayan más allá de una sola historia.
- Profundiza: las historias de tráfico de drogas no solo son grandes historias, sino oportunidades para adentrarte en temas estructurales, problemas sistémicos y los temas que gobiernan nuestras vidas. Usa las historias de tráfico de drogas para atraer a la audiencia y aprovechar la oportunidad que te brinda para hablar sobre temas más amplios.
- La seguridad va primero: encontrar grandes historias no significa que debes convertirte en un mártir, para capturar anécdotas atractivas desde la primera línea. Encuentra historias que funcionen para ti, que tus editores puedan apoyar y que no te pongan a ti o a las personas que quieres en peligro.
Finalmente, el tráfico de drogas es un negocio que se extiende más allá de las fronteras nacionales, penetra los espacios rurales y urbanos. Involucra a todas las clases sociales y a todas las razas del planeta e impacta casi toda porción de la vida pública y privada. Cúbrelo dividiéndolo en los trozos que conforman el negocio, descifrando las políticas y la economía tras el tráfico, y cuenta las historias de personas que impulsan el tráfico y cómo se ven afectados.
Steven Dudley es codirector y cofundador de InSight Crime, una iniciativa dirigida a hacer monitoreo, análisis e investigación sobre el crimen organizado en las Américas. Dudley es un catedrático emérito del Centro para Estudios Latinoamericanos y Latinos en American University, de Washington D.C. Fue jefe de corresponsales para la región andina del Miami Herald, y autor de “MS-13: La creación de la pandilla más notoria de América”.