En 2011, The New York Times anunció la llegada del periodismo con drones o vehículos aéreos no tripulados. Las redacciones comenzaban a usar drones para ayudar a los periodistas a informar de forma segura sobre sucesos a los que era difícil asistir, como protestas o desastres naturales. El tono era alegre: los drones estaban de moda.
Como escribieron las expertas en comunicación Lisa Parks y Caren Kaplan, los medios tenían un apetito insaciable por los drones. Celebraban la novedad de las aeronaves no tripuladas volando dentro de volcanes, pero, al mismo tiempo, sentían pánico de los drones invadiendo el espacio doméstico.
¿Los medios podrían usar los drones para informar mejor al público? ¿Para brindar nuevos datos o comprobar información de forma remota? ¿Los drones podrían proteger a los periodistas que son blancos de violencia? El entusiasmo creció y una década después, decayó.
Matt Waite, quien ha dirigido el Laboratorio de Periodismo con Drones en la Universidad de Nebraska-Lincoln desde 2011, afirma que esta tendencia se ha estancado.
“Cuando hablamos sobre periodismo con drones hace unos años, gran parte de la promesa era que teníamos una plataforma ideal para el fotoperiodismo”, afirmó Waite. “Eso ocurrió. Algunas de las imágenes más memorables de la pandemia serán largas filas de carros esperando para la distribución de alimentos, para entrar en laboratorios a hacerse pruebas y las filas para la vacunación. Esas se tomaron con drones. Si pasamos o no a la siguiente fase [con los drones], aún está por verse”.
Las críticas a los drones se asemejan a las debilidades de los medios de difusión de caer en el sensacionalismo y la intromisión. Se demostró hace poco con la jugadora de tenis japonesa Naomi Osaka, cuando se negó a hablar con la prensa en el Torneo de Roland Garros. “El público muchas veces no confía en los drones”, dijo Waite.
Tomas panorámicas que vale la pena hacer con drones
En la actualidad, los drones sirven como un lente a control remoto que guarda el fotoperiodista en su bolso.
“La vista desde arriba brinda una perspectiva cinemática a un suceso simple”, dijo Tomer Appelbaum, fotógrafo para el diario israelí Haaretz. Appelbaum ganó un premio Siena por una vista aérea de las protestas con distancia social en contra de Netanyahu, que ocurrieron en Tel Aviv en 2020.
Pero el dron de Appelbaum no evitó que la policía israelí confrontara y detuviera brevemente al fotoperiodista, mientras cubría una protesta en contra de la anexión de Cisjordania a Israel.
No es de sorprender que se usen drones para el fotoperiodismo porque el consumo en los medios tiende a lo visual, dijo Marisa Brandt, profesora de CTIM en la Universidad Estatal de Michigan que estudia las tecnologías y la sociedad.
“Es genial conseguir imágenes [con drones] por las que la gente hace clic o por las que se puede escribir una nota”, afirmó. “Pero sí nos pone en una situación en la que una tecnología, que nos permite crear imágenes que parecen evidentes, tendrá más interacción y visibilidad que cosas que requieren un nivel de interpretación”.
Hay otras historias (basadas en datos) que los drones pueden ayudar a comunicar. Waite sugiere que usar drones para hacer mapas de calor, mapeo de terreno 3D, detectar la contaminación o crear modelos tridimensionales de edificios son áreas de oportunidad para los periodistas de datos.
Parte de este trabajo se ha hecho. Por ejemplo. Radiolab y el equipo de Data News de WNYC lanzó un proyecto de un sensor para detectar las vibraciones del suelo y predecir cuándo saldrán de la tierra las cigarras.
The New York Times ha reportado sobre académicos y periodistas que usan drones y aviones equipados con láseres para descubrir sitios antiguos a lo largo de miles de kilómetros cuadrados, con mapas LiDAR hechos con drones.
Según Waite, se han hecho menos esfuerzos de lo que él esperaba en el tema de periodismo con drones. La curva de aprendizaje para usar drones con sensores es empinada, requiere equipos y conocimientos especializados. Aparte, es costoso. “Una inversión así puede estar fuera del alcance de muchos medios y periodistas freelance”, dijo Waite.
Pero no todo está perdido. Hay maneras en que los periodistas y las redacciones pueden usar drones, o tecnología similar, para impulsar de manera importante el periodismo de datos.
Origen sombrío: una breve historia de los drones
Los periodistas deberían recordar que los drones se desarrollaron y usaron en un principio para la vigilancia, reconocimiento militar y asesinato selectivo.
Estados Unidos ha usado drones que han rastreado, herido o asesinado a miles de personas en países como Paquistán, Afganistán, Somalia y Yemen entre 2010-2020, según datos recopilados por The Bureau of Investigative Journalism.
Por otra parte, National Public Radio reportó a principios de junio de 2021 que las Naciones Unidas están investigando el primer presunto caso de un dron que de manera autónoma halló y mató a un humano en Liberia, sin la supervisión de un operador. “La vida diaria está atormentada por el fantasma de la vigilancia y los bombardeos aéreos”, escribe Parks, experta en infraestructuras de vigilancia y distinguida profesora en la Universidad de California, Santa Barbara.
Solo en la última década, los drones han ganado una cuota de mercado en los sectores comercial y privado, que, según Goldman Sachs, representa un valor aproximado de $100 mil millones. En el mundo, la base de consumidores más grande de vehículos aéreos no tripulados son agencias militares y organismos de seguridad, seguidos por el sector de agricultura y construcción.
La vigilancia constante forma una parte normal de la vida cotidiana en el siglo XXI. Desde los monitores para bebés conectados a Internet hasta torres de antena para el rastreo de teléfonos móviles. Los drones están entre las tecnologías de guerra que se han llevado al mercado doméstico. “(Los vehículos no tripulados) han intensificando la militarización en la vida diaria”, escribe Parks.
Potencia tus historias con datos recopilados con drones
Comienza pidiendo acceso a videos nacionales de drones recopilados por otros sectores, incluyendo las fuerzas policiales o empresas de seguros y haciendo reportajes sobre ellos.
WFPL News, un medio de noticias imparcial e independiente afiliado a National Public Radio en Louisville (Estados Unidos), obtuvo copias de más de 11 horas de grabación de drones que tomó la policía estatal de Kentucky.
Luego de las muertes de Ahmaud Arbery, George Floyd y Breonna Taylor en primavera de 2020, los policías volaron drones para seguir las protestas. La investigación de WFPL sobre las grabaciones con drones muestra a los policías usando la fuerza sin provocación previa por parte de los manifestantes. La excepción ocurrió cuando un manifestante lanzó una botella de agua al aire con dirección al dron y la policía disparó rondas de gas pimienta. “Qué divertido”, dijo un policía en uno de los pocos videos que incluía audio.
Las redacciones en Estados Unidos y Europa muchas veces tienen prohibido volar drones sobre grupos de personas. A finales de 2020, la Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos emitió nuevas directrices, que permiten a los operadores de drones comerciales volar de noche.
Sin embargo, los periodistas pueden obtener grabaciones realizadas con drones por parte de agencias federales como fuerzas policiales, así como usar solicitudes de información de acuerdo con las leyes de libertad de información en Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido.
Además, tienen la opción de solicitar imágenes satelitales en lugar de usar drones. En 2015, los periodistas de investigación de Associated Press usaron satélites de DigitalGlobe (ahora conocido como Maxar) para encontrar pruebas de que buques de carga estaban traficando a humanos esclavizados desde Myanmar y obligándolos a pescar. Los datos se usaron para la historia ganadora del premio Pulitzer, “¿Son esclavos los que pescan el pescado que compras?” Después de la publicación, fueron liberados 2000 esclavos y la investigación inspiró intentos de reformas en Estados Unidos.
Los satélites también pueden brindar datos para informar sobre desastres, al igual que el periodismo con drones. David Yanofsky de Quartz hizo un trabajo sobre la sequía de California usando imágenes y datos satelitales para crear casi 100 mapas y tablas. Aunque no son tan detallados como los drones, los satélites pueden brindar altos niveles de información por una inversión menor.
Los drones son costosos y aprender a usarlos lleva tiempo
Un dron comercial con una batería de larga duración puede costar más de €10,000 ($11,700 USD). Además de los costos de los equipos, aprender a usarlos y obtener una licencia puede requerir mucho tiempo.
“Usar drones amerita habilidades especiales”, afirmó Johnny Miller, un operador de drones freelance que ha publicado imágenes impresionantes de la desigualdad mundial usando drones para su proyecto Escenas desiguales. Estas fotografías han aparecido en publicaciones como la revista TIME.
Miller cofundó AfricanDRONE en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, y es miembro de Code for Africa.
“Necesitas una variedad de destrezas complementarias que funcionan juntas”, dijo Miller. “Capacidad de producir, de mantenerte a salvo, conocimiento de la situación. Los drones tienen una complejidad con consecuencias reales”.
Un piloto debe mantener el dron a la vista y poder aterrizarlo de forma segura. La duración de la batería de un dron comercial para principiantes podría ser de veinte minutos o menos. Appelbaum recordó un momento de “pesadilla” cuando el dron de otro periodista se quedó sin batería a mitad del vuelo y se estrelló, por suerte nadie salió lesionado.
“El piloto a cargo siempre es responsable por las acciones del dron”, afirmó Miller al hablar de periodismo con drones. “Si cae del cielo y mata a alguien, irás preso”.
Hay laboratorios de capacitación profesional. En 2017, Poynter, junto con la Asociación Nacional de Fotógrafos de Prensa, el Drone Journalism Lab en la Universidad de Nebraska, y DJI (Da-Jiang Innovation, fabricante chino de drones muy popular), guiaron a casi 400 periodistas en Estados Unidos para operar drones de forma legal y segura.
Pero las regulaciones, el tiempo y costos pueden evitar que redacciones más pequeñas y periodistas freelancer aprovechen los [beneficios de los] drones para el periodismo. Sin mencionar que muchos de los programas de capacitación se han suspendido.
Waite expresó que la pandemia del COVID-19 retrasó los programas de periodismo con drones en la Universidad de Nebraska. “Es difícil tener conversaciones éticas sobre los drones en el aprendizaje asincrónico”, aseveró.
Como alternativa, las redacciones se pueden asociar con operadores de drones expertos y proyectos de datos de fuentes abiertas. Por ejemplo, AfricanDRONE es una organización panafricana “comprometida con el uso de los drones para el bien”, incluyendo el periodismo con drones, y que acepta socios de la comunidad para implementar proyectos.
Frederick Mbuyu, cofundador de africanDRONE, dirigió la Zanzibar Mapping Initiative (ZMI), financiada por el Banco Mundial y el Gobierno de Tanzania, para volver a trazar los mapas de las planicies y barriadas de Tanzania que estaban mal representadas o incompletas entre las imágenes satelitales.
El proyecto, llamado Ramani Huria (“nuestro mapa” en suajili), usó drones y OpenStreetMap, un software de mapeo de libre acceso, para crear mapas accesibles que identificaran las áreas más propensas a inundarse. Con el tiempo, los mapas han ganado relevancia e incluyen numerosos detalles de las comunidades.
Los drones no se usan una sola vez y ya. Trabajar con estos equipos implica 80% de planificación y análisis, el resto del tiempo se va en pilotear, explica Miller, quien colabora con Mbuyu. De ahí que estos proyectos duran meses.
“Se necesita un equipo para hacer esto”, afirmó Miller. “Debes capacitar a las personas, aprender a volar en los patrones que requiere el mapa e identificar a personas en la comunidad que puedan hacer mapas del suelo. Necesitas personas en el sitio. Los drones no pueden llegar en paracaídas y contar la historia. La historia es lo primero”.
Asociarse tiene sentido: los drones eBee usados para hacer los mapas cuestan entre €10,000 y €20,000 ($11,700 y $23,400 USD).
Desarrolla proyectos a largo plazo con colaboradores comunitarios
Las redacciones y periodistas freelance pueden solicitar financiamiento para desarrollar proyectos de colaboración comunitaria que usen drones para contar historias.
Esta fue la dirección que tomó el proyecto Sensemaker en el Reino Unido. Financiado por la Google News Initiative, una colaboración entre el Civic Drone Centre en la Universidad de Lancashire Central, Manchester Evening News y la Escuela Primaria Cringle Brook. El proyecto quiso usar las máquinas ‘sensemaking’, incluyendo drones, para el periodismo.
“Las historias sobre contaminación, sobre imágenes, sobre cosas que no hemos imaginado aún, todas ellas contribuyen al periodismo”, dijo John Mills, director de proyecto y profesor adjunto en la Universidad de Lancashire Central.
Paul Gallagher, editor de Manchester Evening News, dijo que la iniciativa era única porque la narrativa no comenzaba intentando buscar una historia en un conjunto de datos existente. En lugar de esto, los periodistas y los colaboradores comunitarios hicieron preguntas y recopilaron información para ayudar a contar una historia.
La administración en la Escuela Primaria Cringle Brook en Manchester estaba preocupada por la contaminación del aire, según Louise Taylor, directora asistente. Se unió a un equipo de sensemaker enfocado en la detección de dióxido de nitrógeno, mientras que Manchester Evening News reportó sobre su trabajo. Después de monitorizar, Gallagher dijo que hallaron picos de contaminación en la mañana y a mediados de la tarde, lo que coincidía con las horas de llegada y salida de estudiantes. La escuela hizo una presentación pública sobre la investigación y esto conllevó a un cambio en la conducta. Menos carros, menos contaminación.
“No es algo que sacamos de Google”, señaló Helen Chase, directora de la escuela. “Es una estadística en vivo que ocurre aquí, ahora. No pueden disputarla, eso nos da fuerza”.
Presta atención a las normativas
Los requisitos para certificación con drones varían entre países y cambian con el tiempo. Es importante estar al tanto si se quiere hacer periodismo con drones.
La Agencia Europea de Seguridad Aérea (EUASA, por sus siglas en inglés) toma un enfoque para la regulación de los drones basado en los riesgos. El uso no se diferencia en cuanto a los fines recreativos o comerciales. En lugar de esto, se regulan basándose en su peso y actividad. Esta página para operadores de drones en la Unión Europea tiene información sobre las categorías para regulación y licencias.
En el Reino Unido, donde ya no aplica la ley de la Unión Europea, los pilotos deben hacer una prueba y registrar sus drones, sin importar el propósito o tamaño.
En Estados Unidos, los requisitos para la certificación de drones son distintos para las actividades recreativas y comerciales. Según la Normativa de la Autoridad Federal de Aviación para los vehículos aéreos no tripulados pequeños (Parte 107) para el uso comercial, los operadores de drones deben obtener un certificado de piloto remoto para demostrar la comprensión de los procedimientos, funcionamiento y regulaciones de seguridad. El certificado incluye un examen y se debe renovar cada dos años.
Hacer reportajes sobre la normativa y sus implicaciones asimétricas también puede ser útil para el público.
“Un dron es como un marco”, señaló Miller. “Poder ver a todos desde arriba es algo que se ha reservado históricamente para los ricos y los gobiernos. Luego, de forma repentina, cualquier persona puede [usar drones para] analizar la tierra que la rodea. [Puede ser] una tecnología que democratiza, pero no es un santo remedio, es cambiar la mentalidad”.
Este artículo lo escribió Monika Sengul-Jones y originalmente fue publicado en DataJournalism.com. Se vuelve a publicar aquí con autorización.
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Monika Sengul-Jones, PhD, es una investigadora independiente, escritora y experta en culturas digitales e industrias de medios. Es codirectora de Reading Together: Reliable Sources and Multilingual Communities, un proyecto sobre fuentes confiables y comunidades marginadas financiado por WikiCred.