Usar el financiamiento de los medios como una herramienta de posesión y control

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Imagen: Captura de pantalla

25 años de boicot publicitario

Los boicots publicitarios no son algo nuevo para El Periódico, un diario guatemalteco conocido por sus reportajes de investigación, o por su fundador José Rubén Zamora, galardonado con numerosos premios de libertad de prensa. La empresa, cliente del Media Development Investment Fund (MDIF), ha estado sometida a un boicot publicitario gubernamental desde que fue fundada en 1996. Pero en 2012, la presión aumentó después de que llegara al poder el ex presidente Otto Pérez Molina, ya que sus ingresos por publicidad privada cayeron en picada.

La razón de la caída en los ingresos por publicidad fue la implementación de una nueva estrategia del gobierno que “animaba” a empresas privadas a dejar de hacer publicidad en ese periódico. Temiendo que sus propios negocios se convirtieran en blancos políticos a medida que El Periódico seguía exponiendo la corrupción del gobierno de Molina, muchos retiraron sus anuncios. La presión financiera incluso llegó a la violencia física. En 2014, la directora de ventas de El Periódico, Froken Donis, sufrió un ataque armado, el cual el diario atribuye a su inquebrantable determinación a recuperar los ingresos por publicidad.

El periodismo de investigación de El Periódico jugó un papel clave en la “primavera guatemalteca” de 2015 que llevó al arresto de Molina, su vicepresidente y el de más de 80 funcionarios. Pero eso no acabó con las presiones. El Periódico siguió siendo una piedra en el zapato de los siguientes gobiernos y tardó años en recuperar la mayoría de sus clientes publicitarios. Lamentablemente, el gobierno actual sigue usando el financiamiento para aprovechar su influencia editorial y se está creando otra ola de boicots.

La pandemia de la censura indirecta

Junto con los gobiernos controlando a las autoridades reguladoras y los medios públicos, el tipo de censura a la que está expuesto El Periódico es otra estrategia que usan las autoridades para capturar a los medios independientes. Estas actividades tras bastidores explotan el presupuesto publicitario del gobierno o los subsidios para garantizar una cobertura de noticias favorables y disuadir el reportaje crítico.

Muchos medios con los que trabajamos en Latinoamérica, África, Asia y Europa del Centro y del Este reportan estar sometidos a una interferencia económica indebida por parte de los gobiernos y sus aliados. Estas prácticas son una violación de las normativas internacionales de libertad de expresión. Sin embargo, son prevalentes en todo el mundo. Nos quedan las preguntas: ¿Cómo? Y, la más importante, ¿por qué?

Distintos factores permiten la propagación silenciosa de la censura indirecta. Esta es más prevalente en países con menos medios libres y con economías débiles en los cuales la supervivencia de los medios depende muchas veces de subsidios estatales y donde la industria de la publicidad no es suficientemente fuerte para resistir la presión política.

También se puede culpar a los entramados legislativos inadecuados. Por ejemplo, leyes que establecen amplios umbrales de gasto gubernamental permiten que los gobiernos compren directamente espacio publicitario y eludan procedimientos de contratación a través de licitaciones públicas. Otro ejemplo es la falta de regulación que obligue a los gobiernos a publicar información sobre sus gastos o los criterios aplicados al emitir contratos de publicidad del Estado, como es el caso en Hungría.

En febrero de 2021, un grupo de 16 organizaciones de libertad de prensa expresaron su preocupación por la incapacidad de la Comisión Europea de abordar dos quejas que alegaban el abuso de la ayuda pública por parte de Hungría, de las cuales una lleva pendiente desde 2016, lo que ha habilitado al gobierno de Polonia a distorsionar deliberadamente el mercado mediático. En Serbia, país candidato a formar parte de la UE, hay competitividad en el sector de los medios brindando significativas formas de ayuda pública.

En Botsuana, aunque su Tribunal Supremo declaró inconstitucional la asignación discriminatoria de publicidad del gobierno, persiste la censura indirecta. Esto se debe a que las presiones económicas tienen muchas formas. En este mercado en particular, el gobierno da subsidio al diario de propiedad pública, que se distribuye de manera gratuita y sus tarifas de publicidad están por debajo del precio del mercado, lo que perjudica la rentabilidad de medios privados independientes.

Montenegro es otro ejemplo. Sus pocas empresas de prensa independiente han estado sometidas a fuertes presiones financieras por años, debido a la inyección sistemática de millones de euros de los contribuyentes a un diario que anteriormente era propiedad del Estado. Existen similitudes con Myanmar. En 2013 la nación permitió la existencia de diarios privados por primera vez en cinco décadas. Pero a los recién inaugurados medios les costó sobrevivir en un mercado en el que los diarios de propiedad pública gozaban de acceso privilegiado a la publicidad, subsidios y redes de distribución del gobierno.

En El Salvador, el diario digital El Faro ha estado sometido a múltiples auditorías de amplio espectro en un esfuerzo sistemático para silenciar sus críticas al presidente y su gobierno. Este es otro tipo de presión financiera (hay costos económicos fuertes por someterse a auditorías, sin contar las multas que puedan imponerse, además del daño a la marca) o la interferencia que opera al amparo de la ley, usando poderes reguladores y de inspección para oprimir y silenciar a la crítica. Estas prácticas se examinaron en una investigación minuciosa sobre la censura indirecta en siete países de Latinoamérica que se llevó a cabo en 2008.

En Malasia, el gobierno es la fuente de mayor gasto de publicidad. Los datos disponibles indican que la mayoría de los fondos públicos para publicidad siguen yendo a medios que son propiedad del gobierno. Y en India, uno de los mercados de medios más grande, a los grupos de periódicos importantes (que combinados tienen una base de lectores mensuales de más de 26 millones y pocas veces son críticos) los mantienen bajo control a través de la retirada de publicidad gubernamental, lo que para algunos representa el 15% de los ingresos por publicidad.

La lista es larga. Lo que tienen en común todas estas formas de presión económica indirecta es la intención subyacente: quitar el dinero a los medios independientes, drenarlos psicológicamente y forzarlos a cerrar o adoptar una línea neutral o a favor del gobierno. La censura indirecta, sin duda, es la más dominante de los cuatro principales indicadores de captura de los medios. Es difícil de probar sin una investigación seria y prolongada, y rara vez se hacen reportajes al respecto, pero prevenirla es crucial para la sostenibilidad de los medios independientes.

Posesión y control

La ola de liberalización de los medios en los 80 y 90 impactó de manera distinta a diferentes países, dependiendo de los factores subyacentes del mercado y la disposición de cada gobierno de llevar a cabo reformas que fomentaran mayores libertades. Los países con fuertes controles gubernamentales para los medios, como muchos en Asia y África, y las autoridades que no estaban dispuestas a entregar las herramientas que moldean la opinión pública a manos privadas, no completaron las reformas y el proceso de privatización. Esto sentó las bases para una fácil recaptura de los medios, como en Myanmar. Incluso algunos de los países con prensa libre tienen entornos en riesgo. En Eslovenia, por ejemplo, como la legislación no aborda los conflictos de interés entre los propietarios de los medios y los partidos políticos, muchos medios de difusión son directamente copropiedad del partido político de gobierno y transmiten la línea editorial del partido.

En otros casos, como en muchos países de Latinoamérica, la liberalización llevó a niveles más altos de concentración de la posesión de los medios. Los medios habían sido negocios familiares por generaciones y las reformas neoliberales permitieron que algunos se consolidaran como gigantes en el mercado, principalmente en la radiodifusión. Pareciendo independientes, estos radiodifusores crecieron en tamaño e influencia, pero siguieron consolidados en las mismas estructuras corporativas que han visto elegirse a las mismas estructuras autoritarias una y otra vez. Este es el modelo que se encuentra comúnmente en América Latina: desde Perú y Colombia hasta Brasil y México.

En países que permitieron la propiedad privada extranjera, como la mayoría de los países postcomunistas en Europa Central y del Este, después de un período de relativa paz entre propietarios nacionales y extranjeros que habían entrado al mercado, está ocurriendo una tendencia inversa. Los medios que solían ser independientes están siendo “recapturados” en nombre de la protección de los intereses nacionales, lo que lleva a éxodos forzados de propietarios extranjeros de medios de gran parte de la región. Al mismo tiempo, el “vacío lo llena una nueva clase de propietarios de medios, predominantemente nacionales y relacionados estrechamente con partidos políticos o grupos de interés, o los mismos políticos”, según Marius Dragomir del Center for Media, Data, and Society. Por ejemplo, en Polonia la refinería petrolera respaldada por el gobierno PKN Orlen compró al medio privado de propiedad alemana Polska Press, una movida que cedió el control de cientos de diarios, semanarios y páginas web al conglomerado petroquímico. Esta “repolonización” de los medios de Polonia lleva mucho tiempo siendo el núcleo del plan del partido para la reforma de los medios de comunicación.

Esto no significa que los propietarios de medios nacionales están protegidos de la captura. En Hungría, por ejemplo, después de que el partido del Primer Ministro Viktor Orbán’s Fidesz asegurara la victoria en las elecciones de 2018, en una fusión sin precedentes, unos 470 medios de comunicación húngaros fueron absorbidos en un día por parte de la fundación sin fines de lucro KESMA, dejando solo un puñado de medios fuera de esta estructura vinculada políticamente. Esto fue una señal para los propietarios de empresas de medios de comunicación nacionales de que “los medios que se les habían encomendado no eran suyos”, según el Centro Europeo para la Libertad de Prensa y de los Medios de Comunicación.

Sin embargo, algunas posesiones extranjeras pueden ofrecer un grado de protección a medios nacionales si el inversor extranjero no sufre intimidación para retirarse del mercado. En los mercados que generalmente están poco financiados y muy saturados como los de Europa Central y del Este, a menudo son los propietarios internacionales con suficientes recursos los que pueden resistir mejor las presiones políticas y brindar contenido diverso y de alta calidad en comparación con competidores nacionales más pequeños. Muchos de los clientes con los que MDIF mantiene acciones reportan tener éxito al blindarse de las presiones gubernamentales solo por el hecho de que MDIF (establecida en Estados Unidos y con una política estricta de no-interferencia en la línea editorial de los clientes) cuenta con una propiedad minoritaria.

Aunque los medios de comunicación son el objetivo más común en esta cuarta fase de captura “posesión y control”, en algunos casos las empresas de infraestructura también están en riesgo: quien controla la infraestructura está bien posicionado para capturar los controles de las noticias que transmite. En Serbia, por ejemplo, la privatización de la principal empresa de telecomunicaciones se ha revertido a través de múltiples readquisiciones, y el gigante de las telecomunicaciones, Telekom Srbija, ahora está efectivamente de vuelta bajo el control estatal. En los últimos años, se llevaron a cabo muchas ventas y adquisiciones de empresas de cable y prensa, muchas de las cuales fueron compradas directa o indirectamente por Telekom Srbija. Sus actividades son monitoreadas con gran preocupación por parte de muchos quienes temen que el gobierno use las telecomunicaciones para obtener el control completo del espacio informativo en Serbia y más allá, potencialmente desestabilizando toda la región.

El costo de la captura de los medios

Mientras más indicadores de captura de medios haya en un mismo mercado, más difícil es el trabajo de prevención. A medida que un gobierno avanza hacia su meta de capturar el ecosistema de los medios, menos medios independientes permanecen en el mercado. Un medio de comunicación independiente podría estar operando en el mercado por décadas, pero podría debilitarse repentinamente bajo las presiones financieras, políticas, legales y psicológicas y fracasar.

Es una era de acuerdos sospechosos en los que los intereses empresariales y económicos de los propietarios de los medios convergen con los de sus aliados políticos, y sus lazos escondidos intencionalmente, dejando a la mayoría de las personas sin saber que el acceso a noticias e información confiable está siendo manipulado. Aunque el mercado de los medios pueda parecer diverso, casi no hay espacio para la pluralidad de noticias o diversidad de opiniones.

Finalmente, el resultado de la captura de los medios puede que solo sea visible cuando se expone a un escrutinio minucioso. En Hungría, el discurso público en vísperas de las elecciones de 2018 no contaba en lo absoluto con debate racional de los dos lados, requiriendo un veredicto del tribunal para llevar los puntos de vista de la oposición de vuelta a los programas tertulianos. Y en Serbia, una misión de evaluación electoral realizada en 2020 halló que los medios estaban dominados por el partido gobernante, lo que resultaba en un amplio sesgo en los medios de difusión y “el papel de las campañas de desinformación patrocinadas por el Estado que buscan cambiar las opiniones frente a las elecciones”.

Las prácticas que socavan a los medios independientes también quebrantan la democracia. Con el deterioro de las libertades de prensa, el estado de derecho comienza a ser manipulado. La sociedad civil, instituciones de derechos humanos nacionales y el sistema judicial son los siguientes objetivos, como ha ocurrido en Polonia. En todo el mundo esto ha sentado las bases para el surgimiento de nuevos regímenes híbridos, a mitad de camino entre una democracia y el totalitarismo. Mientras más se comprometen las libertades de prensa en un país en particular, más rápido regresa a los viejos patrones, como demuestran Malasia y Myanmar.

¿Cuál es el costo definitivo, incluso para quienes no están dispuestos a ceder el poder? Un artículo de investigación publicado recientemente examinaba los efectos de la libertad de prensa en el crecimiento económico de 97 países a lo largo de cuatro décadas (1972 a 2014) y halló que los países no se recuperan económicamente del todo si sus libertades de prensa están comprometidas, incluso si se reconquistan los derechos de los medios. El costo es alto para los medios, para la democracia y para el bienestar económico de un país.

¿Qué se puede hacer para contrarrestar esta epidemia? En el siguiente y último artículo de esta serie veremos maneras prácticas de combatir la captura de los medios.

Este artículo fue publicado por primera vez por el Media Development Investment Fund el 13 de julio de 2021, y se vuelve a publicar aquí con autorización. Forma parte de una serie del MDIF sobre la captura de los medios por parte del Estado. 

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Snezana Green se unió a MDIF en 2011 y ha estado involucrada en la estructuración, negociación, cierre, salida y ejecución de las inversiones de MDIF. Tiene formación como abogada de derechos humanos y se especializa en derecho, política de medios y libertad de expresión.

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