Cocinar, dibujar, leer, jugar con los niños de la casa, hacer yoga, meditar, tejer. Todas esas son actividades que los periodistas de redacciones miembros de GIJN en español hacen para descansar de la fatiga de reportear sobre tragedias en pandemia. Sobre eso conversamos en el evento “Autocuidado y cuidado colectivo para periodistas en contacto con tragedias”, en compañía de Marcela Turati, periodista de investigación independiente y cofundadora de la organización sin fines de lucro Quinto Elemento Lab de periodismo de investigación mexicano y del sitio web ¿A dónde van los desaparecidos?
Como primer paso para conservar la salud mental durante estos tiempos, Marcela recomienda identificar las fuentes de tensión personales. Reflexionar: ¿Cuáles son las causas de mi estrés? ¿Cuáles de ellas provienen de mi trabajo y cuáles de mi situación familiar o del contexto país? Una vez hecho eso, el próximo paso es separarlas en dos categorías: las que podemos cambiar y las que no. Luego decidir qué vamos a hacer con las que podemos cambiar y cómo vamos a lidiar con las que no.
Turati dice que los periodistas solemos vernos dentro de un triángulo donde solo hay tres variables posibles: víctima, victimario y rescatador. “A mí me gusta que los periodistas nos veamos fuera de ese triángulo. Aunque muchas veces nos sentimos culpables de no hacer más, de no ayudar más, nuestro papel es de testigos y ese papel en sí mismo ya es importante”.
Frente al sentirnos como “buitres” que solo buscan sacarle la historia de una tragedia a la gente, debemos recordarnos constantemente la importancia de nuestro trabajo y su poder de cambiar las cosas.
“La cobertura del horror, de una tragedia, y luego otra, nos puede paralizar a nosotros y a nuestros lectores”, dice Turati. “Hay que tratar de reeducar la mirada para ver otras posibilidades, más en pandemia”. Recomienda investigar lo posible, y agregar a la rutina cambiar de tema y buscar el enfoque reparador para que el cerebro no se quede siempre en la tragedia.
Una recomendación es deconstruir las historias así:
- ¿Qué pasó? (hecho)
- ¿Cuáles fueron las consecuencias en su vida o en la de los suyos? (impacto)
- ¿Quién fue el responsable? (responsabilidad)
- ¿Qué explicación le da? (causa)
- ¿Qué se pueda hacer para que no ocurra? ¿Qué le ha ayudado a seguir adelante? (prevención/afrontamiento)
Cuando se están trabajando temas trágicos, dejar los límites claros ayuda a continuar sin desgastarse. Debemos definir cuáles serán nuestras horas de trabajo y tratar de no llevarnos la cobertura más allá de esas horas, tener una agenda clara para el día, y solo contestar el teléfono a ciertas horas en momentos establecidos en los que la gente te pueda contactar.
Algo importante es tener rutinas establecidas: una rutina de higiene (que incluya arreglarse antes de empezar a trabajar, incluso cuando se trabaja desde casa), una rutina de alimentación y rutinas físicas, como caminar o hacer ejercicio.
“Cuando empezamos a ver que nos está succionando la cobertura, cada quien tiene que buscar sus propias rutinas”. Esas rutinas también deben incluir dormir las horas posibles.
Las actividades fuera del trabajo también pueden ser rutinas en sí mismas, como cada dos horas despegarse de la computadora y darle una vuelta a la manzana. Como en nuestra profesión solemos usar mucho las manos frente a la computadora frecuentemente, una recomendación de Turati es hacer cosas con las manos pero que nos ayuden a desintoxicarnos digitalmente. “Puede ser desde barrer hasta tener un jardín o lijar un mueble. Es importante meter estas rutinas, poner horarios para desenchufarse de alguna manera de internet y poner horas y límites a nuestras conexiones”.
Podemos ver nuestra salud emocional como una cuenta bancaria y una vez que tengamos identificadas las extracciones, ver cómo podemos depositarle. Ahí entran las actividades manuales y el tiempo de desconexión.
En la redacción
Una recomendación de Turati para los periodistas que estén al frente de una redacción es poner un espacio fijo para que los miembros puedan hablar. “De pronto no estamos viendo que alguien tiene al papá en el hospital, alguien no puede dormir, alguien tiene ideas suicidas”.
Como periodistas, estamos en primera fila viendo lo que está pasando y tenemos cargas emocionales extra: algunos periodistas sienten culpa por no poder salir de casa a reportear y otros sienten culpa por tener que salir, lo que podría terminar con su familia contagiada. Eso se suma a lo que estamos pasando en nuestros espacios personales.
Estos espacios dentro del equipo de trabajo sirven para descargar esas tensiones y revisitar lo que estamos viviendo día a día.
Para los periodistas freelance, que no tienen compañeros de equipo, lo recomendable es hablar de par a par con otro periodista. “Conseguir a un otro yo que entienda tus presiones y a quien puedas compartirle lo que te está pasando. Tratar de que no sea con alcohol de por medio y de que la persona con la que hables sea alguien de confianza, que no vaya divulgar lo que te está pasando”.
Otra recomendación para el equipo de trabajo es celebrar los hitos y los reportajes publicados. “Cuando ya salió una cosa que tardamos mucho haciendo, hay que festejarlo. Así se quema un equipo, si no hay reconocimiento, si no hay espacios para cortar y decir celebremos porque esto sí nos salió muy bien”.
Para cuando se comete un error, Marcela piensa que lo ideal es no quedarnos pegados en el pasado, sino en cambio ver hacia adelante. “En vez de decir ‘te salió mal esto’, decir ‘sería mejor si hacia adelante hacemos la cosas de esta manera’. Enfocarlo hacia el futuro sin quedarse pegado en lo que pasó”.
Su última recomendación es mantener claro que debemos ser reporteros sanos, descansados, y que para eso es importante cuidarnos. Es la única manera de lograr rendir muchos años y lograr cubrir un tema por un tiempo prologado. “Si no nos cuidamos, no rendiremos y nos vamos a quemar rápidamente”.
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Mariel Lozada es la Subeditora de GIJN en español y periodista independiente venezolana. Ha trabajado en periodismo digital durante cinco años y ha informado sobre temas de salud, género y derechos humanos en América Latina.