Cómo una reportera descubrió el papel de los Estados Unidos en una masacre en México

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Preparando una masacre: La reportera de ProPublica, Ginger Thompson, informó desde Allende, México sobre los cárteles mexicanos y la participación de los Estados Unidos en los asesinatos. Captura de pantalla: ProPublica.

“¿Cómo se ven las calles en un lugar controlado por narcotraficantes? ¿Cómo ves ese control? ¿Cómo se manifiesta? ”, pregunta Ginger Thompson, reportera de ProPublica y ganadora del Premio Pulitzer.

Durante los dos años que pasó investigando el papel de la Administración de Control de Drogas de los Estados Unidos (DEA) en la masacre de 2011 en Allende, México, trabajó para comprender y retratar esa realidad de vida de los ciudadanos en Allende, muchos de cuyos familiares fueron asesinados por los Zetas, una organización criminal ultra-violenta.

Su artículo, “How the US Triggered a Massacre in Mexico”, una publicación conjunta de ProPublica y National Geographic, se publicó en junio de 2017. (También fue publicado en español por Univisión: “Anatomía de una masacre: cómo EEUU desencadenó una matanza de los Zetas en México”).

El poder y la fuerza moral del trabajo de Thompson son innegables, y lo que es igualmente convincente es la poética con la que logra narrar y compartir historias. Para que lo descubras por tu cuenta, escucha el nuevo podcast de Audible: “The Making of a Massacre”, en el que Thompson —cuya voz transmite el peso del trabajo que realizó— comparte relatos orales de quienes desaparecieron o murieron en Allende.

Mucho se ha escrito sobre la corrupción en México y, según Thompson, lo que hizo que la historia fuera importante y convincente fue descubrir “el papel de los Estados Unidos y cómo utilizamos la corrupción en México como pantalla, de modo que si pasaran estas cosas pudiéramos desentendernos y echarle la culpa a México”.

Una clave importante de la cobertura de Thompson fue poder pasar mucho tiempo en Allende, desayunar con las familias y sentarse a escuchar mientras contaban historias.

En algún momento antes de la masacre de 2011, la DEA obtuvo los números de identificación rastreables de teléfonos móviles de Miguel Ángel Treviño y su hermano Omar, dos de los capos de la droga más buscados en México. Aunque un miembro de la DEA advirtió a sus superiores que no entregaran los números de identificación a la policía federal mexicana porque se sabía que filtraban información, la DEA no prestó atención a esas advertencias.

El resultado fue que la policía federal mexicana alertó a los hermanos Treviño que habían sido traicionados y los Treviño, que creían que la filtración provenía de un soplón en Allende, enviaron a miembros de los Zetas a asesinar y desaparecer a familias enteras en el pueblo. Thompson, que pasó un tiempo significativo haciendo cobertura en Allende, recuerda pasar junto a un árbol de tres pisos de altura con una plataforma construida dentro del árbol donde los Zetas tenían un puesto de observación. Los ciudadanos le dijeron a Thompson que el vigía observaba el tráfico que pasaba e informaba por walkie-talkie, y le mandaban comida allá arriba. Como ella lo describió, “era una verdadera ocupación con puestos de control y nadie en las calles de noche”.

Cuando Thompson comenzó a cubrir la historia con la fotógrafa Kirsten Luce en 2016, el control del cartel de los Zetas sobre Allende se había debilitado significativamente ya que la mayoría de los líderes estaban muertos o en prisión. “Esto hizo que fuera seguro para mí reportar allí y también hizo que fuera más seguro para las personas hablar sobre 2011”, dijo Thompson. Cuando fue a Allende por primera vez, la gente se avergonzaba de la cantidad de control que habían cedido a los narcotraficantes.

Según relata Thompson, los funcionarios municipales se sentían un tanto responsables por haber dejado que los traficantes tomaran el pueblo. Ella admite que una de las claves de su cobertura fue poder pasar tanto tiempo en Allende, desayunar con las familias y sentarse a escuchar mientras contaban historias.

“Creo que lentamente me estaban probando y estaban interesados en que se hubiera un relato de su historia que incluyera sus voces, en el que tuvieran nombre y rostro”, dice Thompson. “Fue una evolución que llevó tiempo y construir mucha confianza entre ellos y yo”.

Comenta que las fotos, que son inquietantemente poderosas, quizás fueron más complicadas que las historias porque las personas estaban nerviosas por mostrar sus caras.

Antes de la investigación de Thompson, la DEA no había reconocido su papel en la masacre ni el hecho de que podría haber problemas en el mecanismo que había creado para financiar, entrenar y combatir la guerra contra las drogas.

Para Thompson, la responsabilidad ante los hechos estaba en el corazón de su historia, y ella esperaba poder conseguir que miembros de la DEA hablaran oficialmente sobre su papel en la masacre de Allende.

Thompson admite que la DEA “ciertamente no cooperó fácilmente y no me brindó ningún tipo de ayuda hasta casi el final del reportaje, cuando quedó claro que yo había hablado con muchas personas de muchos lados de esta cuestión”. A medida que se acercaba al final de su cobertura, la DEA le permitió hablar con el agente que dirigió la operación en Dallas que fue responsable de la traición, y por eso estaba agradecida.

Como resultado de su reportaje, dice Thompson, “los principales líderes demócratas en el Congreso están pidiendo una investigación sobre el papel de la DEA en la masacre de Allende”. También recibió mensajes de apoyo de personas que sentían que podían hablar abiertamente sobre su pérdida por primera vez.

En México, como sucedió en Allende, las familias de quienes han sido asesinados o desaparecidos por los cárteles a menudo son acusadas de ser parte del narcotráfico. Thompson explica: “Perder a un ser querido en la guerra contra las drogas en México puede ser algo que estigmatiza. En este caso, muchas de las personas asesinadas estaban en el lugar equivocado en el momento equivocado”.


Este artículo apareció por primera vez en el sitio web de Univisión Noticias y es retomado aquí con permiso.

Alice Driver es una periodista bilingüe, traductora y productora de videos que vive en la Ciudad de México. Su trabajo se centra en la migración, los derechos humanos y la igualdad de género. Actualmente está trabajando con el Center for Women’s Global Leadership para crear un manual para periodistas que cubren la violencia contra las mujeres y para producir una historia de radio sobre inmigrantes transgénero para Reveal.

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